Judía verde

La judía verde se consume en nuestro país desde hace siglos, cuando se importó e introdujo en Europa desde América, como muchas otras verduras y frutas.

La judía de hecho es una legumbre, pero cuando se consume tierna con la vaina se considera más una verdura que una legumbre.
 

Imatge
Mongeta tendra
  • Lo que realmente se consume de la judía es la vaina, que contiene las semillas cuando todavía es tierna y joven.

    En nuestro país habitualmente se han consumido dos tipos de judías, las judías planas y las judías redondas. 

    En los últimos años se han popularizado algunas variedades de judía verdea con tonos morados en la parte exterior.
     

  • A principios de verano están en su mejor momento, y la temporada puede durar hasta finales de verano dependiendo de la variedad.

    Todas las variedades son buenas, si se consumen tiernas. Cuando las semillas ya se están granando en el interior no se recomienda consumir la vaina.

    A la hora de escoger las judías verdes en el mercado, hay que tener en cuenta los aspectos siguientes:

    Si las doblamos, acercando los dos extremos de la vaina, deben romperse fácilmente, esto nos indicará que son frescas. Si están fláccidas, significa que se recogieron hace días.
    Las judías de mejor calidad son las que tienen las semillas poco marcadas.
     

  • Antes que nada, hay que lavarlas muy bien para eliminar toda la suciedad y cortar la parte que une la judía verde con la planta, aproximadamente medio centímetro.

    Las podemos cortar del modo que más nos guste dependiendo del plato que queramos cocinar, pero se recomienda hacer cortes de unos 3-4 cm aproximadamente para que sean fáciles de comer.

    La mejor manera de cocinarlas es hervida, en abundante agua con sal, unos 6-7 minutos hasta que estén tiernas. A continuación se retiran y se enfrían con agua fría con hielo para cortar la cocción.

    Una vez escurridas, se pueden saltear, comer con ensalada o simplemente calientes y acompañadas de patata hervida y un buen chorro de aceite.
     

  • Es una verdura con muchas propiedades nutricionales y pocas calorías, ya que una parte importante de su peso es agua. Además, contiene bastante fibra y es, por lo tanto, un alimento aconsejable en dietas de adelgazamiento. Es interesante introducirla en nuestra ingesta por sus propiedades digestivas. Es una verdura rica en proteínas, fibra, vitamina A, C, E y vitaminas del grupo B, entre las cuales destaca el ácido fólico, que es muy recomendado para embarazadas. También contiene minerales, como el calcio, el potasio y el hierro, lo que nos ayudará a mantener en buena forma los huesos y músculos. Tiene fama de reducir el colesterol gracias a su fibra soluble y de prevenir el cáncer por los antioxidantes que contiene.

    Especialmente recomendada para personas con diabetes y con niveles de colesterol altos.

  • Verdura de verano con la costumbre muy extendida de comerla en invierno. Para disfrutar de este producto durante todo el año sin tener que comprar judía verde que haya recorrido miles de kilómetros, podemos optar por comprarla de proximidad durante el verano y congelarla en raciones para ir consumiéndola durante el año. Para que quede una textura y un color óptimos se debe limpiar la judía, cortarla, escaldarla y dejarla enfriar, una vez bien seca, se puede guardar en bolsas o fiambreras y poner en el congelador. 

    También se puede hacer conserva al natural, en salmuera o en vinagre. 

    Conviene recordar que a menudo para prepararla cortamos los dos extremos de la judía, cuando en realidad solo hay que cortar la parte por donde se engancha a la planta. La otra punta es tierna y buenísima y la podemos aprovechar.