Una cesta de la compra sostenible y con alma

Conocemos productos y proyectos de alimentación sostenible que van más allá del hecho de alimentarse: son palancas de transformación social.

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22/04/2024 - 13:28 h - Ayuntamiento Ajuntament de Barcelona

Subiendo la carretera de la Arrabassada, a solo 30 minutos del centro de la ciudad, se llega a Can Calopa. Una masía del siglo XVI que conserva la única viña que produce vino de la ciudad: Vinyes de Barcelona. Pero no es solo rica en uva y olivos; en sus tierras también se aloja un proyecto de trabajo y vivienda para personas en situación de vulnerabilidad.

Can Calopa, una de las fincas y proyectos de la cooperativa L’Olivera, es un proyecto integral de vivienda y trabajo. “No solo damos trabajo, también ofrecemos una residencia donde personas mayores de edad con capacidades diversas vienen a vivir. En Can Calopa las personas provienen de situaciones de riesgo de exclusión social y el 90 % han sido derivadas de Servicios Sociales. Pueden ser personas que han vivido en centros de menores, en la calle, que han sufrido abandono o desamparo”, indica Santi Pérez, coordinador del Servicio de Soporte en la Llar de L’Olivera.

Estas personas son las encargadas de la siembra y del cuidado de la tierra, de recoger el producto hasta embotellarlo, y de venderlo al público, a través de la Vinoteca, un espacio de cata y degustación de platillos, que también elaboran las trabajadoras del espacio.

Y también viven aquí. En la misma finca hay una residencia con capacidad para doce personas. Otras viven en pisos de alquiler en Molins de Rei. Suelen entrar a partir de los 18 años y están, aproximadamente, hasta los 30, “pero tampoco hay unas edades concretas para entrar en el proyecto, solo se requiere que tengan cierta autonomía”, detalla el coordinador.

Trabajar y vivir en este proyecto les permite mejorar sus habilidades laborales y sociales mientras reciben el acompañamiento y apoyo de profesionales como Santi Pérez. “Se presta ayuda en todos los ámbitos: puntualidad, toma de decisiones… todo lo que tenga que ver con aptitudes y habilidades laborales”, según Pérez. El objetivo final de Can Calopa es “que todas estas personas puedan desarrollar una vida normalizada y se incorporen a empresas ordinarias para tener total independencia económica”.

Un pan con sabores y… valores

Un poco más al sur, en Santa Coloma de Queralt, la cooperativa L’Aresta pone el pan sobre la mesa, y el foco, en la transformación social y la sostenibilidad, a partir del desarrollo de la agroecología, la soberanía alimentaria y la economía social, solidaria y feminista.

Su tarea se articula a través de cuatro ramas: la educativa, con talleres en escuelas e institutos; la dinamización, fundamentalmente de proyectos sociales; la investigación, con el desarrollo de informes que contribuyan a la transformación, y, finalmente, la elaboración de pan en un obrador propio.

En el municipio tarraconense se ubica la panadería, donde elaboran, de manera artesanal, todos sus productos, desde panes de masa madre hasta brioches, cocas, pastelitos o magdalenas. L’Aresta puso en marcha este proyecto hace once años, recuperando un antiguo horno de pan cerrado.

Todos los productos se elaboran con harinas ecológicas de pequeñas productoras de la zona de Tarragona, “con las que nos coordinamos para fijar precios justos, optimizar los costes y, en materias primas, como la harina de espelta, hacer acuerdos de precio”, indica Gemma Flores-Pons, socia cooperativista. Las bondades nutritivas de este tipo de harina han extendido su consumo y han provocado prácticas cuestionables: “hay mucha especulación, se retiene el producto y va subiendo el precio. Nosotros hacemos un acuerdo con el campesino para que el precio sea justo para quien lo produce y para las consumidoras”, explica Flores-Pons.

Actualmente, en el obrador trabajan seis personas: tres elaboran los panes y dulces, dos reciben los pedidos y hacen facturas y una da apoyo de manera puntual cuando hay picos de trabajo. Aunque principalmente reparten los pedidos en Tarragona y Lérida, también llegan hornadas de la panadería, por encargo, a Barcelona a través de las cooperativas Mespilus o La Senalla, entre otras.

Llenar la despensa de productos deliciosos, sostenibles y con corazón

Pero L’Aresta o L’Olivera no son las únicas iniciativas que buscan transformar la realidad para mejorarla. Nuestras neveras y despensas pueden llenarse de alimentos que han ayudado a cambiar nuestro entorno.

Es el caso, por ejemplo, de Delícies del Berguedà: su yogur es usado por grandes chefs —como Ada Parellada—. Se trata de un producto de proximidad elaborado en el Berguedà y, al mismo tiempo, de una empresa de inserción laboral que da apoyo a los jóvenes con patología dual y a sus familias. También hay que mencionar la experiencia transformadora de Alternativa 3: más de cuatrocientos productos ecológicos y éticos. Compran materias primas como el cacao o el café de forma justa y elaboran los productos en el territorio. Por último, cabe destacar el caso de las mermeladas es-imperfect, de la Fundación Espigoladors, que luchan contra el despilfarro alimentario a la vez que insertan laboralmente a personas en situación de vulnerabilidad.

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