Alimentación Sostenible

“Venimos a BioCultura cada año porque nos gusta estar al día de los productos ecológicos que van saliendo, sobre todo respecto a la comida. Todo aquello que sea más natural y menos perjudicial con el medio ambiente nos interesa”, explican Sílvia y Sergi, justo al cruzar las puertas de la 29.ª edición de BioCultura Barcelona.

De hecho, con algunas diferencias, esta declaración la podría compartir cualquiera de las cincuenta mil personas que han llenado los pasillos de la feria estos días, un público fiel, con conciencia ecológica y que ve en la feria una oportunidad para llenar la cesta con los mejores productos ecológicos y locales.

La mayor oferta de productos eco

Con más de trescientas empresas expositoras, BioCultura es un escaparate de productos de agricultura y alimentación ecológica (son la mayoría), productos de higiene y cosmética eco, moda sostenible, productos y servicios para bienestar y salud y un largo etcétera.

Una de estas empresas expositoras, que, además, repite cada año, es Cal Valls, una empresa familiar dedicada a la producción y elaboración de zumo y conservas vegetales, que ve en la feria la ocasión perfecta para promocionar sus productos y presentar las novedades, así como para encontrarse con proveedoras y clientela. Del catálogo de este año, Montse Raluy señala tres productos: “Una limonada nueva de zumo de manzana y zumo de limón, que no lleva azúcares y que elaboramos nosotros, con manzanas del Pla d’Urgell y limones andaluces, y también un zumo de remolacha y uno de zanahoria y limón”.

Otro veterano de la feria es Martín Ezpeleta, socio de dpagès, una granja certificada de producción ecológica de Olius, en el Solsonès, que también tiene tienda física y en línea, desde donde vende los productos que elabora artesanalmente. “Hace siete años que venimos porque es un gran escaparate para nosotros, la feria concentra a mucha gente, pero es un público muy concreto. Son personas que buscan producto ecológico, están muy concienciadas y buscan comprar de primera mano, directamente del productor, como es nuestro caso. También, porque es un espacio para encontrarse con nuestra clientela, con profesionales de la restauración, proveedoras, tiendas, etc. Es gente a la que solo ves aquí, una vez al año”.

Un punto de encuentro para los profesionales

En definitiva, aparte de la vertiente más comercial, la feria sigue siendo un punto de encuentro para los profesionales del sector y ofrece toda una serie de actividades exclusivas —un abanico de charlas, formaciones y sesiones para hacer contactos— con mucho seguimiento y participación.

Cabe destacar la primera jornada técnica profesional “Promoviendo la alimentación ecológica en Cataluña”, organizada por la Oficina Conjunta de la Alimentación Sostenible y la Asociación Vida Sana y en la que se trataron diferentes temas de interés, como, por ejemplo, la oportunidad que representa la restauración colectiva, generando gran volumen para el consumo. En esta mesa redonda participaron RestauracióColectiva.com, la Red Agroecológica de Comedores Escolares de Cataluña (XAMEC, por sus siglas en catalán) y Veritas.

También destaca la importancia de entender cómo la cooperación y la colectivización pueden ayudar al salto de escala de la alimentación, con la Oficina Conjunta de la Alimentación Sostenible, Apaema y Gestión Integral Agroecológica para los Sistemas Alimentarios Territorializados (GIASAT), y, finalmente, el diagnóstico que se hizo del sector ecológico en Cataluña en relación con la producción, la distribución y el consumo, con Natureco, Artiga Coop, Veritas y el Servicio de Ordenación Agrícola.

Las novedades eco en la feria

En esta edición la estrella ha sido, según Ángeles Parra, directora de la feria, “todo lo que es proteína vegetal”. De todos modos, recuerda: “Aunque cada vez hay más conciencia de comida vegetal, para nosotros la proteína vegetal tendría que ser de producción ecológica”. También destaca el éxito absoluto de “todo lo que tiene que ver con los alimentos fermentados, como por ejemplo la combucha, que es un probiótico potentísimo que va muy bien para el sistema digestivo”.

Pero, aparte de los nuevos productos, la directora de la feria también valora otra de las novedades que se ha podido observar en esta edición: el incremento del número de puestos de pequeñas y medianas empresas.

Desde la organización consideran que “este tejido empresarial de pequeñas y medianas empresas da riqueza a un territorio”. Lo ven como un síntoma positivo del impulso y el crecimiento del sector, que, a pesar de la crisis y el alza de precios, no está sufriendo como los demás.

El coste del producto eco

Y aunque los datos de consumo demuestran este crecimiento, no todo el mundo está de acuerdo con tanto optimismo. “No estamos retrocediendo, pero cuesta”, afirma Pol Alòs, de Cal Trementinaire, una tienda de alimentos ecológicos y cosmética libre de químicos de Balaguer. “Cada vez hay más gente que está por la alimentación sostenible, pero es difícil llegar a todo el mundo, sobre todo por el precio. Todavía falta mucha divulgación para hacer entender a la gente que no puede ser que una barra de pan cueste 30 céntimos”.

Ezpeleta, de dpagès, está de acuerdo: “La producción ecológica es más costosa porque pagamos los indirectos que generamos. La industria intensiva no paga por la contaminación ambiental que genera, ni por los derechos sociales, ni por el bienestar animal… La alimentación sostenible es el único futuro”.

En este sentido, algunas voces piden que en próximas ediciones el acontecimiento potencie todavía más su catálogo de producto agroecológico ante otras opciones que han ido ganando peso, como los servicios de bienestar y salud, y, sobre todo, que destaque la importancia del mundo rural y la proximidad.